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Libres y Combativas · Sindicato de Estudiantes · Izquierda revolucionaria

Parecía difícil superar la jornada del 8 de marzo del año pasado. ¡Pero lo hemos vuelto a hacer! Millones de mujeres trabajadoras hemos dado otro paso firme al frente, apoyadas por cientos de miles de nuestros compañeros, y hemos protagonizando una jornada de huelga que sin duda pasará a la historia de las luchas sociales y políticas del Estado español con letras mayúsculas.

A la mañana, las movilizaciones organizadas por el Sindicato de Estudiantes y Libres y Combativas fueron arrolladoras: 2,5 millones de estudiantes en huelga, y más de 400.000 en las decenas de manifestaciones que organizamos en todos los territorios. A la tarde, en las movilizaciones unitarias, la afluencia desbordó las previsiones más optimistas: cerca de 5 millones de trabajadoras, con cientos de miles de compañeros a nuestro lado, provocamos un tsunami que ha desatado una honda preocupación en la clase dominante.

Eran muchas las señales que hacían presagiar la explosión que hemos vivido, empezando por la realidad de opresión, explotación y violencia contra nosotras que no se ha solucionado a pesar de la retórica “feminista” del gobierno de Sánchez, y que se ha transformado en auténtica furia contra la justicia patriarcal y ante las declaraciones y provocaciones del bloque reaccionario y neofranquista de PP, Cs y Vox.

La presión social ha sido de tal magnitud, que los dirigentes de CCOO y UGT no han podido imponer la dinámica de paz social que han venido practicando en estos años. La lucha de clases y el movimiento masivo de la mujer trabajadora por sus derechos les ha obligado a extender en diferentes sectores su convocatoria de 2 horas de huelga a 24 horas, como ya habían hecho otros sindicatos de clase (CGT, Cobas, CNT, CIG, LAB, ELA…). Desde primera hora de la mañana del 8M, los medios de comunicación no tuvieron más remedio que resaltar el creciente seguimiento de la huelga laboral en la que han participado cerca de siete millones de trabajadoras y trabajadores.

La juventud en primera línea de batalla

El papel de la juventud en esta jornada ha vuelto a ser crucial, tal y como se hacía obvio en las masivas movilizaciones estudiantiles convocadas por el Sindicato de Estudiantes y Libres y Combativas que llenaban calles y plazas a las 12 de la mañana en todo el Estado. Más de dos millones y medio de compañeras y compañeros vaciamos las aulas en apoyo a la huelga general de 24 horas organizada por el Sindicato de Estudiantes y Libres y Combativas ¡Y más de 350.000 jóvenes llenamos las manifestaciones de la mañana!

En Barcelona más de 130.000 estudiantes iniciamos nuestra marcha en Plaza Universitat hasta abarrotar el centro, y más de 6.000 nos manifestamos en Tarragona. En Madrid, una marea de más de 120.000 estudiantes tomamos la Puerta del Sol colapsando la Gran Vía hasta el Ministerio de Justicia. En Bilbo, Gasteiz, Donosti e Iruña la movilización fue brutal: decenas y decenas de miles, igual que en Valencia, donde 30.000 jóvenes llenamos las principales arterias de la ciudad. Las manifestaciones estudiantiles inundaron todo los rincones: decenas de miles en Sevilla, Málaga, Cádiz, Córdoba, Granada, Almería...; en Vigo y en Ferrol, con marchas multitudinarias de miles de jóvenes. En Oviedo, Gijón y otras localidades de Asturias con más de 7.000. Miles y miles en Zaragoza, Balears, más de 3.000 en Guadalajara, miles más en Castilla-La Mancha, y la misma tónica en Salamanca y el resto de ciudades de Castilla León, en Extremadura, Murcia y en decenas de ciudades más.

Las jóvenes estudiantes, junto a nuestros compañeros, nos hemos fusionado con millones de trabajadoras y trabajadoras en esta movilización masiva contra la violencia machista, la justicia patriarcal y la opresión capitalista. En todas las manifestaciones, los gritos de ¡Nos queremos vivas, libres y combativas!, ¡Basta ya de justicia patriarcal!, ¡La Manada es el sistema! o ¡Viva la lucha de las trabajadoras! han sido atronadores.

Las manifestaciones organizadas por el sindicato de Estudiantes y Libres y Combativas fueron tan multitudinarias, que el diario El País titulaba así su crónica principal de la mañana: “las estudiantes lideran en las calles la protesta feminista del 8 de marzo”.

Una marea humana en las manifestaciones de la tarde

La movilización de la juventud en la mañana de este 8M era sólo el preludio de lo que serían las manifestaciones unitarias convocadas por la tarde. Y efectivamente, desde primera hora de la tarde, autobuses, metros, trenes y calles de todos los barrios en decenas de ciudades, se tenían de morado, se llenaban de carteles y pancartas caseras, de caras pintadas, de ganas de lucha y de fuerza.

Más de más de 5 millones de mujeres trabajadoras y jóvenes, junto a nuestros compañeros de lucha, abarrotábamos cada rincón del Estado por la tarde. Las imágenes hablan por sí solas. Madrid, más de un millón, igual que en Barcelona. Cientos de miles en Valencia, Bilbo, Sevilla, Granada, Málaga, Gasteiz, A Coruña, Gijón, Valladolid y en decenas de ciudades… Una marea humana colmaba las manifestaciones en las que por su masividad ni tan siquiera era posible moverse.

Esta jornada histórica también ha dejado claro quienes son las autenticas protagonistas de esta lucha. Somos las mujeres y las jóvenes de la clase trabajadora las que hemos llenado las calles e hicimos de la huelga un éxito. Y somos nosotras las que sufrimos de manera continuada la opresión de este sistema, la precariedad, los bajos salarios, el desempleo masivo y los desahucios. Somos las mujeres pobres las víctimas de la forma más extrema de violencia machista que es la prostitución, y sobre las que se ciernen otras formas de mercantilización de nuestros cuerpos como los vientres de alquiler. Y somos mayoritariamente las mujeres y las jóvenes de familias trabajadoras a quienes matan, violan y maltratan, y a las que una justicia de clase y patriarcal humilla con sus sentencias despreciables.

Feminismo de clase, revolucionario y anticapitalista

El carácter clasista del movimiento volvió a marcar por completo las movilizaciones, pero a un nivel incluso superior al pasado 8 de marzo. De nuevo se puso en evidencia lo que late en el corazón de este levantamiento. Como desde Libres y Combativas, el Sindicato de Estudiantes e Izquierda Revolucionaria explicamos sin descanso, en esta gran batalla por nuestra liberación no todas las mujeres son nuestras aliadas.

Ni Inés Arrimadas y su “feminismo liberal”, que aboga por legalizar las formas de explotación y violencia machista más repugnantes contra la mujer, ni las diputadas del PP nos representan. Al contrario. Ellas, junto a Albert Rivera o Pablo Casado, son responsables de los recortes y la austeridad que nos golpea, y no han tenido ningún reparo en aliarse con una formación ultraderechista como Vox. ¡Comparten el mismo ADN franquista, y son enemigos declarados de las mujeres que sufrimos la opresión capitalista! Lo mismo decimos respecto a Ana Patricia Botín, esa banquera que ahora se suma al feminismo pero amasa una fortuna obscena fruto de la explotación de las trabajadoras y los trabajadores. Ellas son defensoras del sistema capitalista, de la justicia patriarcal y de clase, y responsables de nuestra opresión igual que sus compañeros de filas.

El feminismo que defendemos no tiene nada que ver con llevar un lazo morado cuando toca. El actual gobierno de Pedro Sánchez, que se autocalifica como el más feminista de la historia, en la práctica no ha hecho nada por acabar con el estado de cosas que han llevado a millones de mujeres a protagonizar esta rebelión. Han mirado para otro lado ante sentencias miserables de la justicia patriarcal como la de la Manada, han mantenido los recortes sociales, la reforma laboral, la brecha salarial y se han inclinado ante la Iglesia católica, garantizando su posición privilegiada en el sistema educativo desde el que difunden su mensaje machista y homófobo. Sabemos que sólo defendiendo un feminismo revolucionario y anticapitalista, enfrentándonos a los grandes poderes económicos y las instituciones que sostienen este sistema, podremos acabar con nuestra opresión.

Un clamor contra el bloque reaccionario de PP, Cs y Vox ¡No vais a pasar!

Por eso ayer se señalaba con claridad a los responsables directos de nuestra opresión y se gritaba con tanta energía ¡¿Dónde están No se ven, las mujeres del PP?! ¡Abascal es un criminal! ¡Un bote, dos votes, Rivera el que no vote! Las mujeres y también los hombres que ayer colapsamos las calles de todo el Estado español tenemos muy claro que no se trata sólo de una cuestión de género, ¡también es una cuestión de clase! Por eso, ellos y ellas, ricos y ricas, se alían contra nosotras y planean atacar los derechos de las mujeres y del conjunto de la clase trabajadora y de la juventud, con el único objetivo de seguir enriqueciéndose a costa de nuestra explotación y sufrimiento.

Si hubo algún mensaje que transpirase de forma especial la movilización de ayer fue el que le mandamos al trío de colón. Somos muy conscientes de la amenaza que suponen estos elementos que pretenden devolvernos al pasado y acabar con nuestros derechos más básicos. Por eso este 8M ha sido la mejor respuesta posible que les podíamos dar. Un grito ensordecedor contra su ofensiva franquista, un ejemplo de cómo se combate y se vence a la derecha y la extrema derecha: organizándonos y movilizándonos en las calles.

Este 8M refleja no sólo refleja nuestra enorme fuerza, también es un termómetro del proceso de radicalización y de giro a la izquierda que se profundiza entre millones de trabajadoras, trabajadores y de jóvenes. Este levantamiento masivo, que constituye un hito histórico en la lucha de clases del Estado español y de todo el mundo, es también un paso decisivo para derrotar al bloque reaccionario del PP, Cs y Vox el próximo 28 de abril. Pero no sólo se trata de votar, se trata de transformar la sociedad, de acabar con la lógica del sistema, de alcanzar la auténtica liberación y la igualdad, algo que sólo podremos conseguir con el socialismo.

Desde Libres y Combativas, Izquierda Revolucionaria y el Sindicato de Estudiantes llamamos a todas las estudiantes y a todas las trabajadoras a continuar la batalla por nuestro presente y nuestro futuro. Lo que hicimos ayer fue impresionante pero la lucha debe continuar los 365 días del año. Por eso debemos levantar un feminismo alejado del espectáculo del sistema, que no puedan asimilar ni domesticar. Un feminismo de clase, revolucionario y anticapitalista. ¡Constrúyelo con nosotras! ¡Únete a Libres y Combativas!

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