Celia del Barrio, Libres y Combativas Madrid
Ayer conocíamos la decisión del Tribunal Supremo que permitía a una pareja eliminar el país de nacimiento del bebé que han comprado a través de la mal llamada gestación subrogada en Ucrania, apareciendo en su lugar España como lugar de nacimiento del menor. Para esta institución del régimen del 78, la práctica clasista, extorsiva e ilegal en el Estado español de la compra y venta de bebés a través de vientres de alquiler es equiparable a una adopción de carácter internacional, siendo posible así la eliminación del lugar de nacimiento y, avalando de facto la “gestación subrogada”.
Desde la derecha y ese 1% más rico insisten una y otra vez en el rancio argumento de que “ser padres es un derecho”. Pero para estos elitistas y explotadores, este supuesto derecho no pasa por un buen sistema de adopciones de todos esos niños y niñas que no tienen un hogar, ni por garantizar bajas laborales por maternidad y paternidad dignas o por garantizar la financiación necesaria para la sanidad pública y los servicios de reproducción asistida. No. Para ellos y ellas pasa por comprar y vender los cuerpos de las mujeres pobres a través de agencias que se hacen de oro a su costa y que además se anuncian sin tapujos a pesar de que la legislación española prohíbe los vientres de alquiler.
Hay quien aún, incluso dentro de un supuesto “feminismo”, defiende el derecho de una pareja acomodada a alquilar el vientre de las mujeres de clase trabajadora, en situación de desesperación y extrema necesidad. Parece mentira que escuchemos argumentos que insisten en que hay “muchas mujeres que alquilan su cuerpo de forma altruista”. La supervivencia económica no es ninguna decisión que tomemos con libertad. No puede existir mayor opresión, extorsión y explotación para un ser humano que el verse obligada a vender su cuerpo, su sexualidad, a cambio de dinero.
Pero lo más escandaloso es que ¡los vientres de alquiler son una práctica ilegal según las propias leyes! Aquí tenemos un ejemplo más de cómo funciona este sistema podrido. Aunque algunos de nuestros derechos se reconozcan sobre el papel, la realidad concreta es que esta justicia patriarcal, repleta de franquistas, manipulan su propia legalidad para mantener intactos sus privilegios y los de esa capa de adinerados y explotadores sin escrúpulos que quieres cumplir su sueño de transmitir su genética a toda costa aunque ello suponga una de las explotaciones más crueles hacia las mujeres.
Estas son las supuestas libertades y avances sociales que nos tiene reservado el capitalismo: convertir a las mujeres pobres en mercancía y en máquinas de reproducción al servicio de las y los ricos.
¡Nuestros cuerpos no son mercancías!
¡Basta de lavar la cara a la explotación que son los vientres de alquiler!