¡Tranquilas hermanas, aquí está vuestra Manada!

El pasado sábado 24 de julio una nueva Manada violaba y golpeaba a dos mujeres en Gijón.

La respuesta no se ha hecho esperar. Menos de 72 horas después de esta despreciable agresión, a unos metros de donde tuvo lugar, cientos de mujeres, hombres, familias enteras, jóvenes, volvíamos a gritar las consignas que durante años han retumbado en las calles de todo el Estado. ¡Tranquila, hermana, aquí está tu Manada!, ¡Yo sí te creo!, ¡Basta ya de justicia patriarcal!, ¡la calle y la noche, también son nuestras!, ¡sola, borracha, quiero llegar a casa!, ¡No es no, lo demás es violación!

Un clamor de solidaridad con las víctimas casi a la misma hora en la se conocía que dos de los cuatro detenidos por esta violación múltiple eran puestos en libertad provisional. Toda la rabia concentrada por esta infamia de agresiones machistas que se suceden una detrás de otra se hizo clamor. ¡Estamos hartas!

¡Basta ya!

Machistas culpables, sistema responsable

Como cada vez que hay un asesinato machista o una violación hemos vuelto a escuchar por parte de gobierno e instituciones los mismos mensajes de siempre. Como si de un ritual ensayado se tratara mientras piden solidaridad y apoyo a las víctimas, repiten machaconamente la misma idea, “confiar en la justicia” , el mismo esquema de quienes durante un rato se situaban en la cabecera de la concentración, desde el presidente asturiano hasta la alcaldesa de Gijón y que de forma ostensible se retiraron poco después de que concluyese la lectura del comunicado  institucional   y quienes llenábamos la plaza  apenas acabábamos de empezar a gritar y expresar nuestra rabia. 

La movilización continuó y desde Libres y Combativas, megáfono en mano, exigimos   medidas reales y efectivas contra la violencia machista y los pactos con la derecha y la depuración del aparato judicial de franquistas con toga que nos maltratan. Cientos de gargantas gritamos contra la justicia patriarcal, la extrema derecha y el sistema capitalista misógino. De qué nos sirven a las mujeres los ya clásicos llamamientos abstractos a la solidaridad con las mujeres víctimas de la violencia machista, a la necesidad de educación sexual, al feminismo, si es el propio gobierno de coalición encabezado por el PSOE el que nos niega constantemente esta asignatura en los centros de estudio. Las palabras no bastan, ¡necesitamos hechos!

Pero el escándalo mayúsculo es el de la derecha hipócrita, del PP, Ciudadanos y Foro Asturias que, parapetados en el Consejo de Mujeres de Gijón, se atreve a darnos lecciones de feminismo a quienes luchamos día sí y día también contra esta lacra social que ellos mismos siembran con sus políticas de recortes. Estos que gobiernan con la extrema derecha negacionista de Vox, con los del Pin Parental, los que hablan de la “dictadura de género”, etc. ¡Pero qué vergüenza!

¿En qué justicia nos piden que confiemos? La justicia de la que nos hablan es la misma que encarcela a Juana Rivas, una mujer víctima de violencia machista cuyo único delito ha sido denunciar a su agresor y defender a sus hijos de un maltratador condenado.

La misma justicia que deja en libertad a la Manada de Manresa tras violar a una niña de 14 años; la misma justicia que niega el carácter homófobo del asesinato de Samuel y la misma justicia que legaliza un sindicato de proxenetas que esclaviza y explota a mujeres pobres.

La experiencia nos demuestra que no podemos tener ninguna confianza en un aparato judicial plagado de franquistas que nunca se ha preocupado por los derechos de las mujeres. Nuestra única confianza está en nuestra propia fuerza, esa fuerza que tras tres años de movilizaciones consiguió la condena por violación de la Manada de Pamplona o la del asesino de Paz Fernández tras movilizar a una ciudad entera en plena pandemia.

Desde Libres y Combativas dijimos alto y claro desde el megáfono que no tenemos ninguna confianza en la justicia del sistema, en la justicia patriarcal ¡Nuestra fuerza está en las calles! ¡La lucha es el único camino! , así lo gritamos en la plaza, una y otra vez. No nos van a callar.

Machismo y fascismo son lo mismo

Al igual que con la Manada de Pamplona o de Manresa, las víctimas ya están siendo estigmatizadas y se prepara el escenario para otra posible sentencia escandalosa. El abogado defensor de los cuatro acusados, Germán Inclán, un fascista sin complejos, ya ha iniciado una campaña de criminalización hacia las víctimas acusándolas de estar contando una “película”.

Mientras esta justicia patriarcal que padecemos exige a las mujeres continuamente que prueben que han sido violadas y les exige una resistencia que les puede costar la vida, este letrado en un ejercicio de absoluto desprecio hacia las mujeres califica la ley del “sí es sí” como “acéfala, sin cabeza, ni cerebro porque obliga al varón a que constantemente esté verificando el consentimiento de la mujer” y continúa diciendo que “en España, con la legislación que tenemos, el hecho de que una mujer diga que sintió miedo a la hora de tener relaciones sexuales puede provocar la detención e incluso la prisión de ese varón”.

Este personaje es un claro ejemplo de la composición putrefacta del sistema judicial. Una imagen vale más que mil palabras; el fascismo defendiendo a los violadores, a los suyos.

Enfundado en una mascarilla de la legión española, no ha dudado en mostrar su ideología de extrema derecha acusando al Gobierno de coalición de pactar con “terroristas” haciendo un símil con el terrorismo machista y amenazando con denunciar a todos los portavoces políticos que han hecho declaraciones públicas de condena a la violación.

¿También tenemos que aguantar esto? ¿Tenemos que aceptar que un abogado esparza su odio en todos los canales de telebasura por respeto a la “justicia”? ¿Qué será lo siguiente? ¿Asistir a filtraciones de la vida privada de las víctimas, como sucedió con la víctima de la Manada de Pamplona?

¡Ya está bien de maltratarnos cuando denunciamos los abusos que se cometen contra nosotras! Después nos dirán que “es importante que las víctimas denuncien”. Por supuesto que es importante, pero para que eso sea posible es imprescindible que no se permita a la reacción lincharnos y someternos a un escarnio público y despellejarnos con total impunidad. De qué nos sorprende luego que cuatro violadores se queden durmiendo tan tranquilamente después de cometer un crimen abominable como este.

Enfrentarse a la reacción y depurar el aparato judicial

La justicia patriarcal y la extrema derecha son quienes alimentan la impunidad de quienes agreden a las mujeres, esa impunidad es la que alienta a todas las Manadas.

Un Gobierno que se denomina progresista debería de abandonar los pactos farsa con la derecha y depurar el aparato judicial de franquistas y machistas. Redactar y aprobar leyes que recojan nuestros derechos está muy bien, lo que es, por cierto una conquista del movimiento, pero de nada sirve aprobar esas  leyes o revisar protocolos cada vez que hay un acto de violencia machista, si no se confronta y se combate día a día a la reacción y se toman medidas reales para hacerlas cumplir.

Es inaceptable que famosos youtubers machistas alardeen en redes de violar a mujeres y que no pase nada, igual de inaceptable que este Gobierno y el Ministerio de Igualdad nos siga negando una asignatura de educación sexual mientras la pornografía nos acosa llenando los bolsillos de un puñado de ricos y sometiendo a millones de mujeres y adolescentes.

Con veintiocho mujeres y cuatro menores asesinados por la violencia machista ¡en solo siete meses! apelar a pactos de Estado con la derecha es simplemente una broma macabra.

La única solución para acabar con la lacra de la violencia machista, los abusos y las violaciones es plantar cara a este sistema capitalista misógino bajo el que vivimos y transformar la sociedad hasta lograr un mundo en el que de una vez por todas las mujeres podamos ser libres y no valientes.

Desde Libres y Combativas sabemos que la movilización es nuestra única y poderosísima arma. Saldremos a la calle las veces que sea necesario para que este crimen machista no quede impune o se ventile con una sentencia irrisoria. Nos quieren sumisas, pero nos tienen y nos tendrán combativas.

¡Hermanas no estáis solas!

¡La lucha es el único camino!

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