Artículo de Cristina Fallarás publicado en Público.es

En Madrid y durante pandemia se han manifestado los negacionistas sin mascarilla, los ultras de VOX, los de las derechas variadas en contra de la Ley Celaà, los hosteleros, los sindicatos, los franquistas, los que reclaman libertad de expresión… Todas esas manifestaciones han sido comunicadas a la Delegación del Gobierno, con el socialista José Manuel Franco, al frente. Todas han sido permitidas.

Ayer, el delegado del Gobierno anunció la "decisión firme de prohibir, por motivos de salud pública", las concentraciones del 8M, "en un momento en el que la Comunidad de Madrid sigue siendo uno de los territorios de España con mayor índice de contagios así como de personas hospitalizadas, por encima de la media nacional". Podría deducirse de tal afirmación que el señor Franco cree que las mujeres somos idiotas, cosa que ya ha pasado en todas las instituciones habitualmente a lo largo de toda la Historia. Lo digo porque "el índice de contagios" cuando se manifestaron los negacionistas, los ultras de VOX o los contrarios a la Ley Celaà era muy superior al actual. Y ahí anida mi estupefacción.

¿Por qué la delegación del Gobierno en Madrid utiliza un argumento a todas luces falaz para prohibir a las mujeres salir a la calle el 8M? La prohibición misma me parece una barbaridad propia de tiempos oscuros, además de la evidencia de que para el feminismo hay cosas que no han cambiado. Sin embargo, me resulta aún más ofensiva la excusa utilizada. Más allá de que las terrazas de los bares estén a rebosar de gente hasta medianoche, que Madrid sea la ciudad más permisiva en términos de movilidad, que el transporte público viaje atestado de trabajadores y trabajadoras cada jornada laboral. Más allá de cualquier argumentación, me late la rabia en la certeza de que creen que somos idiotas.

Aludiendo a los datos de la pandemia en Madrid, el delegado del Gobierno no ignora que dicho argumento no se sostiene, que durante todas las manifestaciones anteriores dicho dato era peor, y no se prohibieron. Y aun así lo utiliza y lo difunde. No le importa que no se sostenga, no le importa quedar en evidencia, no le importa dejar meridianamente claro que se prohíbe a las mujeres salir a la calle el 8M por otras razones, que no dirá.

Llegada a este punto podría, y de nuevo no lo haré, extenderme sobre el miedo y rechazo que provoca la fuerza actual del feminismo. Me resulta tan brutalmente ofensiva la burla del delegado del Gobierno en Madrid que merece aplazar cualquier otra consideración.

Pero voy más allá. El delegado del Gobierno cree que somos idiotas. O sea, el Gobierno de España cree que somos idiotas, porque para eso tiene un delegado en Madrid, del PSOE para más señas.

A las mujeres se nos ha tenido durante toda la Historia como seres de inteligencia inferior o seres infantiles. De ahí que se haya prohibido habitualmente nuestra autonomía y los hombres e instituciones se han visto "en la obligación" de tutelarnos. Recuerdo cómo gruñía mi madre recordando que, ya empresaria, necesitaba el permiso de su marido para sus viajes de trabajo o para abrir una cuenta bancaria.

Pues bien, el Gobierno de España, a través de su delegado en Madrid, acaba de hacer exactamente lo mismo: pensar que VOX, los negacionistas o los contrarios a la Ley Celaà son más responsables que las feministas, son gente en la que se puede confiar más que en las feministas.

Que sepa el presidente Pedro Sánchez que acaba de prohibir a las mujeres manifestarse, cosa que no ha hecho con la ultraderecha, el fascismo, etc. Que sepa que lo peor es que ni siquiera se han preocupado de elaborar un argumento. Que sepa que esto le pasará factura. Señor presidente, no solo no somos idiotas, sino que hemos aprendido a responder. Yo no iba a salir a la calle. Con su prohibición, el Gobierno me ha dejado claro lo que tengo que hacer.

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